En esta prenda evocadora, los objetos cotidianos se transforman, trascendiendo sus significados ordinarios para crear una narrativa reimaginada. En el centro de la composición hay unas tijeras azules, su forma familiar yuxtapuesta con un martillo ocre debajo, ambas herramientas recontextualizadas en un estado de animación suspendida.

Para compensar estos elementos hay un pedazo de cartón azul reconvertido en un eco artístico de su pasada vida. Alrededor de estos objetos hay tachaduras intencionadas, que crean formas circulares que insinúan movimiento y continuidad.

Las letras “a”, “b” y “c” invitan sutilmente al espectador a considerar una secuencia, quizás una pista para desenredar la narrativa de lo cotidiano convertido en extraordinario.